Denario legionario de Marco Antonio. LEG XII. Águila entre dos estandartes militares. Ceca itinerante.

Tenía esta moneda reservada desde finales de septiembre y como la próxima semana, que es mi cumpleaños, voy a estar fuera, decidí ir a por ella para disfrutarla con antelación. No estoy nada puesto en los catálogos de esta etapa, he puesto la referencia de acsearch. Un poco de luz en esto no me vendría mal.

AR Denario. Ceca itinerante, 32 - 31 dC.

Anv.: ANT AVG – III VIR RPC. Galera a derecha con cetro en la proa.
Rev.: LEG XII. Águila entre dos estandartes.
Crawfold 544/26

Peso: 3,6g.
Diámetro: 17mm.

Enhorabuena por este tesorete

Gracias @Manuel Lopez y @Benyusuf. Mientras andaba de viaje contaba los días para volver a casa e ir a buscarla. Es mi primer imperatorial, pero no va a ser el último. La conexión con los Julio-Claudios, que son los que más me interesan, es demasiado fuerte .

Está increíble!! de la Fulminata, una legión influyente en Tierra Santa, incluso sobre estas monedas se han acuñado zuzim.
Felicitaciones.

Saludos.

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Bonito reverso y espectacular anverso, lastima del desentrado

Recupero el post de esta moneda para meterle algo de la información que he podido recopilar al tiempo que voy documentando las piezas de mi colección. He cogido esta costumbre no hace mucho, y tengo unas cuantas piezas que poner al día. He tirado para atrás en la cronología y esta es la más antigua que tengo. No es ninguno de los 12 césares, que son el principal objeto de mi vicio numismático, ¡pero fue abuelo, bisabuelo y tatarabuelo de tres de ellos… y vaya tres! La moneda es una de las muchas que se acuñaron en este tiempo en cecas itinerantes, que acompañaban a las tropas de cada imperator, para ganarse lealtades en primer lugar, de los soldados, pero también para comprar voluntades en el Senado. Fueron tiempos en que hubo grandes necesidades de liquidez, tanto para la guerra como para numerosos sobornos.

En el año 32 la relación entre Octavio y Antonio había llegado al máximo grado del deterioro, ya rozando el enfrentamiento abierto, y todo el que era alguien en Roma estaba tomando posiciones. Los dos cónsules, Gneo Domicio Ahenobarbo, bisabuelo de Nerón, y Cayo Sosio, estaban alineados con Antonio y comenzaron a conjurar una rebelión en la capital. Domicio actuó con más disimulo, pero Sosio debía ser bastante lenguaraz e indiscreto y se manifestaba abiertamente en contra de Octavio y a favor de Antonio, lo que llamó la atención de aquel y le puso en guardia. Los dos cónsules tuvieron que huir con lo puesto de Roma y Octavio tomo el control del Senado. En cuanto la noticia llegó a oídos de Antonio constituyo una suerte de senado en Alejandría, se declaró autónomo y repudió a Octavia. Pero Octavio no recogió el guante inmediatamente, sino que continuó con las maniobras políticas hasta que se aseguró una posición más ventajosa junto con el apoyo unánime del Senado. En estas maniobras fueron decisivos los desertores Ticio y Planco, que abandonaron Egipto por diferencias con Antonio o por enfrentamiento con Cleopatra, que ya tenía los humos muy subidos.

De toda la información que Ticio y Planco facilitaron a Octavio, la más jugosa fue la relativa al testamento de Antonio, del cual fueron testigos. Octavio se apoderó del testamento de manera ilegal, pero el revuelo que causó su lectura en el Senado y la Asamblea hicieron que la falta pasara por alto. En su testamento, Antonio reconocía a Cesarión como hijo de César y reclamaba para él el dominio de Roma. Otorgaba a sus hijos con Cleopatra el control sobre varias provincias del imperio y ordenaba que su cuerpo fuese enterrado en Egipto junto con Cleopatra.  Estos hechos, alimentados con rumores, se interpretaron como que Antonio pretendía trasladar el imperio a Egipto y someterlo a Cleopatra. Poco después vino una declaración formal de guerra contra Cleopatra. A Antonio, a quien le tocaba ser cónsul con Octavio al año siguiente, se le mantuvo inicialmente al margen. La idea, al parecer, era forzarle a que fuese él quien declarase la guerra a Roma poniéndose del lado de Cleopatra.

La guerra se planteó como un enfrentamiento entre occidente, controlado por Octavio, y Oriente, dirigido por Antonio y Cleopatra, pues ella conservaba el mando del ejército y la flota egipcias. La primera opción de Antonio fue atacar Italia, moviendo el grueso de su ejército al Peloponeso. Allí estableció el cuartel general en Patra y fondeó la flota en Accio, a la salida el golfo del Peloponeso, lista para cruzar el Jonio con las legiones en cuanto llegase la ocasión. Pero el mal tiempo y una epidemia, de lo que se cree fue malaria, retrasaron la operación. En ese tiempo, Octavio, que había establecido su campamento en Brindisi para enfrentar a Antonio en cuanto tocase tierra, animado por los éxitos recientes de ciertas operaciones navales, decidió cruzar a Grecia. Estableció su nuevo campamento en la costa del Épiro, en una posición estratégica desde la que controlaba Accio por mar y por tierra, dificultando el aprovisionamiento de las tropas de Antonio. Con Antonio bloqueado, Octavio y Agripa maniobraron para atraerse a las ciudades de Grecia y Macedonia, que, por la fuerza, la amenaza o el soborno se fueron poniendo del lado de aquellos. Cleopatra, asustada por presagios funestos, comenzó a hacer sus planes de huida. Aquí hay varias versiones. Dión Casio dice que Cleopatra convenció a Antonio y ambos convinieron en abandonar Accio y retirarse a Egipto. Según este, la flota de Octavio los interceptó a la salida del puerto, por lo que no tuvieron más remedio que combatir. Según Plutarco, Antonio embarcó con la intención de plantar batalla, pero Cleopatra, sin haberle dicho nada, tenía todo listo para escapar a toda vela con su flota si las cosas pintaban mal. La cosa pintó mal y, en medio de la batalla, la flota egipcia, con su reina a la cabeza, puso rumbo a casa dejando a los romanos pegarse entre ellos. Antonio, bien porque así lo había acordado con Cleopatra, o bien por ceguera de amor como cuenta Plutarco, salió disparado detrás de ella dejando descabezado el mando de su flota.

La suerte que corrieron los cónsules desterrados en el 32 fue dispar. El bisabuelo de Nerón desertó poco antes de la batalla por enfrentamientos con Cleopatra. Aun así, Antonio ordenó que se le enviasen sus pertenencias y esclavos. Octavio lo recibió muy bien pues, al fin y al cabo, también eran familia ya que estaba casado con Antonia la mayor, hija de Octavia. Al poco tiempo enfermó y murió. Sosio, en cambio, se mantuvo fiel a Antonio hasta el final, siendo el primero en pasar a la acción en la batalla, donde perdió la vida.

En lo que se refiere a la legión XII, para cuyo pago fue acuñada esta moneda, encontré varias referencias contradictorias sobre sus andanzas en una primera búsqueda. Finalmente me decidí por la versión que aparece en el libro de Dando-Collins (2010), “Legions of Rome: The definitive history of every Roman legions”, que es la que más veces he visto citada en otros artículos. Según esta, la legión XII fue reclutada, junto con la XI, en la Galia Cisalpina por Julio César en el 58 aC., para la campaña contra los Helvecios. El mismo César menciona ambas legiones en su relato de la batalla contra los Nervios en verano del 57. Se cree que haya participado en las batallas más importantes de la guerra de las Galias, incluido el asedio de Alessia. Durante la Guerra civil siguió a César en la invasión de Italia y la definitiva batalla de Farsalia, tras lo cual fue denominada “Victrix”, pensionada y a los veteranos se le concedieron tierras en el área de Parma. Tras el asesinato de Julio César Lépido volvió a reclutar a los veteranos y se la transfirió a Marco Antonio. Este, para diferenciarla de otra legión XII de Octavio, la llamó “Antica”, haciendo referencia a su calidad probada en el pasado. Tras la batalla de Filípides y la derrota de los asesinos de César, la XII se instaló en Perugia, donde dejó numerosos testimonios epigráficos. Participó en la batalla de los Campos Catalaunicos, la victoria en nombre de Octavio de los malogrados cónsules Hircio y Pansa, que ganaron la batalla pero perdieron la vida. Después de esa derrota Antonio tuvo que hacer un generoso donativo para asegurarse su lealtad. Cuando se selló la nueva alianza y el reparto del imperio con Octavio, Antonio se la llevó consigo a Oriente, en donde la tuvo ocupada con los Partos. Tras la derrota de Accio y la caída de Antonio, Octavio la instaló primero en Egipto, para trasladarla después, ya como Augusto, a la Capadocia. La legión XII participó en varias campañas renombradas en oriente durante el siglo primero, como la de Corbulón en Armenia bajo el principado de Nerón o el asedio de Jerusalén en el 70 dC. Un siglo más tarde se distinguió en la campaña de Marco Aurelio en Germania, donde recibió el nombre de “Fulminata”, con el que sería conocida en lo sucesivo.

Y hasta aquí la historia de esta moneda. No tardaré en volver a escribir sobre la batalla de Accio, pues las dos siguientes piezas de mi colección también están directamente relacionadas con ella.

Otra peazo de historia de esta moneda,de esta legion

Excelente

Magnífico denario, yo ando detrás de uno.

Felicidades, un muy buen autoregalo. Uno de los denarios que no han de faltar en la colección. Bravo.

Compañeros, da gusto cuando se recupera un post antiguo.

Estos denarios da gusto recuperarlos ...

Está preciosa!!