Hola, compañeros: subo hoy esta moneda española de los Países Bajos; se trata de un escudo de Felipe II, también llamado Filipsdaalder o Écu Philippe, en neerlandés o francés, acuñada en el Condado de Flandes, ceca de Brujas, en 1557. Según la ordenanza real del 21 de julio de 1557, se crea esta moneda con valor de 35 sueldos en sustitución del Florín Carolus de su padre, de 20 sueldos. Misma ley de plata (0,833), distinto peso teórico (22,85 gr. de antes frente a 34,27 gr. de ahora); y en todas ellas, además del título de rey de España, debe constar el de rey de Inglaterra (ANG. REX).
Aún hoy muchas personas desconocen que Felipe II reinó en Inglaterra con el título de Felipe I, rey consorte de María Tudor, y que su retrato cuelga de las paredes de la Cámara del Príncipe en el palacio de Westminster. El matrimonio no tuvo hijos; de haberlos tenido, seguramente la historia vivida a partir de la segunda mitad del siglo XVI hubiera sido muy distinta.
El todavía príncipe Felipe había enviudado de su primera mujer, María Manuela de Portugal, en 1545, y en 1553 el emperador Carlos V eligió a María Tudor, recién coronada, como nueva esposa de su hijo con el deseo de que se uniesen Flandes, Borgoña e Inglaterra como un único reino, reino que rodeara e impidiera los deseos expansionistas de Francia.
Al parecer, María, once años mayor que Felipe, aceptó enseguida: vio en él a un hombre joven, atractivo y un perfecto apoyo en su causa de restaurar el catolicismo en Inglaterra tras el cisma provocado por su padre Enrique VIII, además de un freno a las posibles aspiraciones de su hermanastra Isabel, que contaba con todo el apoyo de los protestantes. La misión de ambos era engendrar un heredero para sellar el pacto entre España y su Imperio e Inglaterra.
Las protestas de los que se oponían a la boda fueron duramente reprimidas, y algunos nobles acabaron en el patíbulo de la Torre de Londres, lo cual convenció al Parlamento inglés de la conveniencia de aprobar el matrimonio. Así, en enero de 1554, Felipe y María se casaron por poderes y comenzaron a redactarse las capitulaciones matrimoniales con el objetivo inglés de tranquilizar a los que se oponían a la boda: establecían que Felipe solo ostentaría el título de rey de Inglaterra mientras María viviese y que solo ella dispondría de las rentas del reino.
En julio de 1554 Felipe zarpó desde La Coruña acompañado de 4.000 soldados por la amenaza francesa que suponía la travesía. Tras ocho días atracó en Southampton, donde fue recibido por ocho nobles que le impusieron la orden de la Jarretera otorgada por la reina. Con su enorme comitiva se dirigió hacia Winchester “acompañado” de un millón de ducados en metálico para repartir generosamente y desmentir el rumor, extendido por los protestantes, de que iba a Inglaterra a robar.
Días después le llegó a Felipe el nombramiento que su padre le hacía de rey de Nápoles, título que se extendía a María. La boda se celebró el 25 de julio de 1554 en Winchester. Muy pronto, Felipe comenzó a hacer su trabajo político: seducir a su mujer, aprender inglés y adoptar nuevas costumbres, por ejemplo, beber cerveza en las reuniones públicas.
Muy pronto, María Tudor comenzó de nuevo a perseguir a los protestantes: en 1555 empezaron las ejecuciones, en contra de la opinión de su marido, quien incluso le pidió que liberase a su hermanastra Isabel, prisionera en la Torre de Londres como sospechosa de conspiración. Al parecer, entre ambos surgió una corriente de simpatía, incluso se rumoreó que protagonizaron algún acercamiento amoroso, pero a nadie se le escapaban sus aventuras con doncellas de la corte.
Lo cierto es que María no se quedaba embarazada y su estado de salud empeoraba. Tal era su deseo de ello que llegó a sufrir varios embarazos psicológicos. Durante años se pensó que se debían a una naturaleza histérica; en la actualidad se considera que respondían a procesos tumorales que afectaron a los ovarios o a los intestinos y que estaban acabando lentamente con su vida. Felipe, por su parte, viendo que el heredero no llegaba, se sintió protagonista de una farsa.
A finales de agosto tuvo que partir a Flandes, donde iban a tener lugar una serie de actos con motivo de la abdicación
de su padre. En su ausencia, María intentó deshacerse de Isabel mandándola a España a perfeccionar su catolicismo y de paso casarla con el príncipe Carlos, hijo del primer matrimonio de Felipe. Le movían tanto los celos personales como los políticos, pues la reina veía en su hermanastra tanto una rival sentimental como una amenaza política y religiosa. En cuanto lo supo, Felipe intentó disuadir a su esposa de que la enviase a España, como de que el Parlamento aprobase un decreto en que se la declaraba bastarda, lo que le impediría gobernar en un futuro.
Así, contra lo que tradicionalmente se cree, fue Felipe quien más veló por el destino de Isabel. Lo cierto es que, al margen de sus simpatías, tenía un argumento de peso para hacerlo: la sucesora inmediata de María Tudor si Isabel quedaba al margen era su prima María Estuardo, prometida entonces con el heredero del trono francés, por lo que había que evitar que Londres y París formaran un frente antiespañol.
Según las crónicas inglesas, Isabel, aun siendo enemiga acérrima de España, siempre estuvo agradecida a Felipe por su apoyo. Se dice que conservaba en su mesilla de noche su retrato y se refería a él como “mi hermoso príncipe”.
En marzo de 1557 Felipe volvió a Inglaterra. Durante su ausencia, su esposa le había escrito innumerables veces, llevada por la pasión, rogándole por su regreso. Él contestaba cortésmente aduciendo mil excusas. Pero ahora debía solicitar su apoyo a María. Se avecinaba una dura guerra con Francia e iba a necesitar que le cediera hombres y dinero, aunque los convenios matrimoniales lo ponían muy difícil.
A pesar de ello, y ayudado por un conjunto de sucesos políticos, el 8 de julio, el rey volvió a Flandes con la ayuda inglesa en dinero y soldados. Cuentan que María, entre lágrimas, le despidió en Dover, entre besos y abrazos, haciéndole prometer que volvería pronto y que no dejó de agitar el pañuelo hasta que el barco se perdió en el horizonte. Nunca más volvieron a verse.
Ella le escribió varias veces, pero el rey, consciente de la imposibilidad de descendencia, había perdido todo interés en volver con ella y daba el trono inglés por perdido, consciente también de la oposición del Parlamento. Por ello, aun teniendo noticias de su agonía no acudió a consolarla en sus últimos días, aunque sí envió al duque de Feria y a su confesor para que le rogaran que designara a Isabel como su sucesora, a lo que María accedió. El 17 de noviembre de 1558 la reina moría, por lo que Felipe dejaba de ser automáticamente rey de Inglaterra. Sin duda, había sondeado a Isabel sobre la posibilidad de contraer matrimonio, pero ella, apoyada por los protestantes, que querían recuperar el control, había rechazado la propuesta con delicadeza.
Así, Felipe II se debía conformar con tener a su todavía cuñada en el trono de Inglaterra, confiando en que se mantendrían las alianzas políticas y militares entre sus reinos. No sospechaba que, poco después, el estallido de la sublevación en Flandes y la creciente competencia comercial en los océanos irían envenenando progresivamente las relaciones entre las dos coronas hasta hacerlas enemigas inconciliables.
Tras este largo rollo, volvamos a la moneda. El escudo de Felipe se acuñó en tres momentos distintos:
1. De 1557 a 1559: como rey de España en Inglaterra, con dos tipos, busto a derecha (es la nuestra) y busto a izquierda, en cinco cecas distintas, no en todos los años. En Brujas, en 1557 y 1558.
2. De 1561 a 1564: solo como rey de España. La ordenanza de 31 de marzo de 1560 obliga a retirar el título de rey de Inglaterra tras la muerte de María Tudor. Y de nuevo se labran los dos tipos de busto, en este caso en seis cecas distintas.
3. Tras el período del cambio monetario de los escudos de Borgoña (1567-70; en Utrecht, 1571) de 1572 a 1586 se vuelve al modelo inmediatamente anterior, también con bustos a derecha y a izquierda. Incluso en las provincias rebeldes de Utrecht y Güeldres se seguirán labrando, dado el éxito comercial de estas monedas.
En general, son más comunes las de busto a izquierda.
Por lo que respecta a nuestra moneda, su diámetro mide 41 mm. y pesa 33,78 gr. Las leyendas son: PHS•D:G:HISP•ANG•REX•COMES•FLAN.1557• (Conde de Flandes) y •DOMINVS•MICHI•ADIVTOR• flor de lis, marca de la ceca de Brujas. La tirada total fue de 958.505 piezas, según Vandhout, datos de la ceca de los dos años (1557 y 1558) y los dos tipos de busto. El maestro de ceca en aquel momento era Jan de Backere (1556-59).
Referencia: Vandhout, 254•BG
Espero que os guste. Un saludo a todos.