Le toca ahora el turno al malogrado hijo pequeño de Severo, que estaba llamado a gobernar el imperio con su hermano, pero que llegó tarde a asesinarlo y fue asesinado primero. El material que nos llega acerca de la vida de Geta es escaso, confuso y contradictorio en varios aspectos. En parte debido a su corta vida, que le impidió participar en acontecimientos notables, exceptuando su propio asesinato, por los que ser recordado. Por otra parte, a las contradicciones que se dan entre los biógrafos que le conocieron en vida. Elio Esparciano bebe, en la Historia Augusta, bebe directamente de Mario Máximo para casi todo su relato. La obra de este no ha llegado a nuestros días, pero por lo que se cita de ella parece que era una especie de fabuleta con mucha imaginación y poca seriedad. Nos quedan Dión Casio y Herodiano, para el primero un bicho igual que el hermano, para el segundo un pobre chico inocente víctima de las maldades de su hermano mayor.
Las discrepancias empiezan desde el momento en el que el muchacho nace, si fue en Roma o en Milán. Pero aún más importante esté en el hecho de si era hermano materno de Caracalla o se trataba de hijos de distinta madre. Hoy parece estar generalmente aceptado que ambos eran hijos de Julia, pero no siempre estuvo tan claro. Herodiano habla de la madre de ambos, pero Dión destaca en más de una ocasión que Geta era “el hijo” de Julia. Severo contrajo matrimonio con Julia porque un astrologo había dicho que sería la esposa de un emperador, por tanto, antes de la victoria sobre Juliano. Pero Caracalla podría haber sido hijo de la primera esposa de Severo, Marcia, con la que se casó cuando Marco Aurelio lo nombró tribuno de la plebe casi al final de su impero. Esta es la versión que encontramos en la Historia Augusta, donde se habla de Julia como madrastra de Caracalla. Habrían tenido a Caracalla 8 años después, dejando solo 11 meses para que Severo se casase con Julia y les diese tiempo a tener a Geta. Aunque no es imposible, un plazo tan corto entre un hijo y el otro puede servir para cuestionar tanto que ambos fuesen hijos de la misma madre como que no, al margen de fechas que no acaban de cuadrar. Es el nombre original de Caracalla el que parece zanjar la cuestión, ya que Julio Basiano era, al parecer, el nombre de su abuelo y padre de Julia. Geta recibió su nombre por su abuelo paterno y su tío. No tiene sentido que Caracalla hubiese tenido un nombre de una línea materna que no fuese la suya.
En lo que todos coinciden es en que los hermanos chocaron casi desde que empezaron a caminar y hablar. Al terminar la campaña contra Albino, Severo regresó a Roma con la intención de educar a sus hijos en el camino de la prudencia. Pero el carácter de los niños ya se había corrompido por el lujo de la capital, además de haber cultivado entre ellos una rivalidad que iba desde las peleas de gallos a los concursos de poesía. En pocas palabras, lo que le gustaba a uno era aborrecido por el otro. Los vicios y la rivalidad de los hermanos se hicieron aún más fuertes tras la muerte de Plauciano, de cuya influencia y control se vieron liberados. De estas peleas cuenta Dión una anécdota sobre una carrera con carros entre los dos hermanos en la que Caracalla terminó con una pierna rota. Fueron muchos los intentos de reconciliarlos y ponerlos a colaborar, entre otros dos consulados como colegas. No sirvieron de nada, según parece, Caracalla ya planeaba matar a su hermano antes de morir su padre, pero finalmente se contuvo.
Severo enfermó gravemente durante la campaña de Britania y murió en 211 dC., dejando el imperio a sus hijos en igualdad de condiciones, aunque la edad le diese cierta ventaja a Caracalla. Ni la responsabilidad compartida del imperio los haría entrar en razón. Caracalla no asesinó a Geta inmediatamente porque este gozaba de la simpatía de las legiones, según dicen por el gran parecido físico con su padre. Los dos hermanos y Julia regresaron a Roma con las cenizas de Severo. En el camino no se juntaron nada más que para escoltar los restos de Severo. Ni comían en las mismas posadas ni se aprovisionaban en las mismas postas. Al llegar a Roma dividieron el palacio y cada uno formó su propia guardia. Parece que se llegó a plantear dividir también el imperio, occidente para Caracalla y oriente para Geta. Pero Julia se opuso rotundamente, y ya que no pudo reconciliar a sus hijos, al menos consiguió mantener el imperio unido. Los hermanos trasladaron su rivalidad a la vida pública, conspirando el uno contra el otro y atrayendo, apoyando o promocionando a cargos a distintos ciudadanos de acuerdo con sus simpatías por una u otra facción. Cuanto más aumentaba el odio entre los hermanos más se polarizaba la política en la ciudad. Como los dos augustos estaban bien protegidos por fuertes cuerpos de guardia que les eran fieles, resultaba muy difícil atentar contra cualquiera de ellos. La situación parecía abocar a una guerra civil, pero Caracalla tuvo una idea ingeniosa para sorprender a su hermano desprotegido. Solo había un momento en el día en el que Geta se encontraba solo sin escoltas, y este era cuando se encontraba con su madre. Convenció a Julia para que los convocase a ambos a una reunión más de intento de reconciliación. Geta llegó el primero y fue sorprendido por unos centuriones de la guardia del hermano que lo asesinaron en los brazos de su madre.
Caracalla salió huyendo con mucho estrépito y a toda velocidad del palacio, escoltado como si lo persiguiesen. Se refugió en el castro pretorio y allí arengó a los pretorianos, asegurando que había sido atacado por su hermano y sus acólitos y ofreciendo ingentes donativos a la tropa en forma de un aumento de la paga de un 50% y 1500 denarios a cada soldado. Esto último disipó las dudas que pudiese haber en el cuartel, aclamaron a Caracalla como único emperador y declararon a Geta enemigo público. En la Historia Augusta Esparciano habla de una revuelta de los soldados acampados en el Alba, a los que se convenció con el mismo argumento monetario. La memoria de Geta fue condenada a desaparecer de la historia. El ejemplo que puedo mostrar aquí viene del mismo arco de los argentarios que usé en el post de Plautila. En el caso de Geta se ensañaron más que con aquella y su padre, como podéis comprobar en la foto.
La Damnatio Memoriae no se limitó a sus representaciones en monedas y estatuas. Caracalla se dedicó a perseguir y eliminar a todo aquél que hubiese tenido alguna relación con su hermano. El prefecto del pretorio, Papiniano, fue decapitado, bien por simpatía por Geta o por ser un estorbo, tan pronto como el favor de la tropa estuvo asegurado. A partir de ahí las ejecuciones y saqueos vinieron en Cascada. Desde la corte y amigos de Geta hasta el personal asignado a su parte del palacio y sus esclavos, todos fueron pasados por cuchillo con mayor o menor crueldad. Todo el que lamentase en público la muerte de Geta era eliminado. Y esto alcanzó a la misma Julia, que salvando su vida por ser quien era, fue obligada a permanecer en sus estancias privadas bajo prohibición de soltar ni una lágrima. No corrió la misma suerte la anciana Cornificia, hija de Marco Aurelio y hermana de Cómodo, que fue sorprendida llorando con Julia.
El resto de la historia de Caracalla lo dejo para la próxima semana, me quedan un par de piezas con las que cubrir los años que quedan. De momento aquí os dejo al hermano asesinado. Espero que os guste y que paséis muy felices navidades
Denario de Geta, Roma, 205 - 208 dC.
Anv.: P SEPTIMVS GETA CAES, busto drapeado a derecha.
Rev.: PONTIF COS, Minerva estante a izquierda, apoyada en escudo y sosteniendo lanza.
RIC IV 34b
Peso: 3,3g.
Diámetro: 19mm.