LA ULTIMA TRINCHERA DE LA GUERRA CIVIL

Pues os voy a enseñar otra última trinchera.

El sábado estuve viendo la línea de trincheras que hay desde la Costa, concretamente la Rijana (Castell de Ferro) hasta el Mulhacén, concretamente las de la parte alta en las faldas del monte más alto de la Península.

Allí se atrancaro los dos bandos durante toda la Guerra Civil, tres años que debieron ser muy duros por las condiciones del terreno. Quedan los resto de las fortificaciones (si así se pueden llamar muros hechos con piedra seca y zanjas sin más), de las latas de comida que les proporcionaban de racionamiento, y hasta una granada Lafitte de fabricación francesa de las tropas nacionales, todo ello entre los huesos de un mulo que terminó sus días en este sitio.

Estoy hablando de 2710 msnm, sin un árbol, que a esas alturas no crecen y con los piornos llenos de nieve. Este sábado lucía un sol espléndido, pero un suave airecillo hacía que la sensación térmica estuviera muchos grados por debajo de cero. Llevaba buenas prendas de abrigo y lo pasé regular nada más, así que imagino cómo lo pasarían los cambatientes con las ropas antiguas y teniendo que vivir y dormir en unas condiciones extremas. Aquello debieron ser más chabolas que viviendas por los restos que quedan.

De los dos bandos, el Nacional estaba mejor pertrechado, pero los republicanos iban hasta con albarcas.


Al fondo el Veleta a la izquierda y el Mulhacén a la derecha.














Una de las trincheras.



Los dos cerretes más próximos, a la derecha los nacionales y a la izquierda los republicanos.


Restos de huesos de un mulo y latas de alimentos: sardinas, carne, leche condensada... de los nacionales.


Restos de una granda Lafitte.





Muchos murieron aquí de los dos lados, y están enterrados en algún lugar de estos, aunque no se sabe dónde.

Espero que os haya gustado.

 ....en una guerra se lleva la mente y el cuerpo al límite. 
Alguien que estuvo en trincheras,con agua, frío,....me dijo una vez cuando era anciano, ahora me duele todo, cuando tenía 20 años soportaba lo de la trinchera y no me dolía nada.

Claro, con 20 años soportábamos todo mucho mejor, pero yo me imagino los inviernos de Sierra Nevada con hasta 20 grados bajo cero, en esas cumbres que siempre están batidas por el viento y refugiados por cuatro piedras puestas unas sobre otras y me mareo sólo con pensarlo. En esta zona es normal que en invierno haya dos o más metros de nieve, así que estarían prácticamente enterrados.

En este frente no hubo grandes batallas, ni bombardeos, ni tanques, ni casi movimientos. Lo más frecuente, era lo que llamaban golpes de mano, que consistían en asaltar una posición enemiga por sorpresa, matar a dos o tres, coger las municiones y comida que pudieran, y salir corriendo.

Contaban los que allí estuvieron que el mayor número de muertes fue por balas perdidas. Cuando se aburrían, disparaban sin ton ni son, con la esperanza de cargarse a algún enemigo, y a veces lo conseguían.

La forma de defenderse unos y otros era distinta, mientras que los republicanos cavaron zanjas continuas desde la costa hasta las cumbres, los nacionales hacían blocaos, pequeños puestos rodeados de trincheras. En ambos casos, por fuera colocaban dos líneas de alambre de espinos en los que colgaban las latas consumidas para que si pasaban enemigos en la noche, se oyeran chocar unas contra otras.

Las posiciones estaban separadas por unos 800-1000 metros unas de otras, y los soldados eran reemplazados cada 15 días, eso si las circunstancias lo permitían.

Por cierto, una curiosidad, la carretera de tierra que veis en las fotos (antes estuvo asfaltada, pero lo levantaron cuando hicieron el parque nacional), sube desde el Barranco Poqueira, rodea el Mulhacén y el Veleta y baja a Prodollano, la estación de esquí. Esta ruta se abrió en el siglo XIX para poder subir al Mulhacén el material necesario, con el que se realizó un enlace geodésico con África y así medir la altura de las cumbres y las distancia entre España y Marruecos.

Y otra curiosidad, por si alguno no lo sabe, el Mulhacén se llama así, porque se supone que en él está enterrado Muley Hacén, padre de Boabdil. El padre intentó matar al hijo, pero su madre, Aixa la Horra (la Honrada), lo salvó escapando con él y posteriormente lucharon entre ambos, siendo una de las causas del debilitamiento del reino de Granada y de su final.

Salud.