Esperando la correspondencia

Sonaban las campanas de la iglesia del pueblo. Jacinto ya esta tocando a misa, le decía Josefa a Engracia. Ambas estaban en casa de la primera sentadas a la orilla de la vieja caldera de hierro.
En la mirada y las arrugas de Josefa se podían divisar las adversidades que en su vida le había tocado sufrir, como a la mayoría de los vecinos del pueblo, fueron mas las tristezas, desgracias y desengaños que las alegrías y disfrutes.
Josefa no llegaba a los 58 años, le quedaban pocos días y era una habitual de las misas de por la tarde, quizás su creencia en la fé era lo que la mantenía de pie y con las fuerzas necesarias para proseguir con la dura vida del día a día en el pueblo. Ella estaba deseando que llegara el verano, lo primero por sus huesos, que con la humedad del invierno se resentían y lo segundo y más importante es por que por fin conocería a su primer nieto. 
Su hijo mayor, Gregorio, había emigrado del pueblo hacía tres años con su mujer Rosario en dirección a Suiza y allí se había instalado y encontrado un trabajo.
Su único método de comunicación era una carta mensual que Gregorio enviaba desde Berna y que gustoso le leía el párroco del pueblo, dado que Josefa no sabía leer ni escribir. 
¡Ay mi nieto, Señor! ¡Dale salud y fuerzas para crecer sano y fuerte!, siempre decía lo mismo la pobre Josefa. Los primeros años fueron duros, la guerra había hecho estragos en el pueblo y muchos habían optado por emigrar a Barcelona o Madrid, incluso algunos habían hecho las maletas para irse mas lejos, como su hijo mayor.
Aquel invierno, mientras Jacinto tocaba las campanas para llamar a misa, Engracia vio por la ventana como el cartero se acercaba y con gran alegría se lo comunicó de inmediato a nuestra añorable protagonista.
Ambas se levantaron y fueron hasta la puerta para saludar a Félix, el cartero, que era hijo de la señora Tomasa y primo segundo de su marido.
Félix hijo, dime que me traes correspondencia de mi Gregorio, le dijo ilusionada Josefa. La respuesta fue afirmativa y Engracia que estaba un poco mejor de las piernas fue a avisar a don Julian, el párroco.
Josefa espero con el sobre sin abrir, en esa espera solo se le escapaban lágrimas y mas lágrimas, quien sabe si habría una foto de su pequeño, quien sabe si su Gregorio estaría bien, quien sabe...
Cuando la misa termino, Engracia y don Julian se acercaron hasta la casa de Josefa. Los pasos por las empedradas calles del pueblo se hacían eternas para Engracia que quería llegar ya para poder escuchar las noticias del hijo de su mejor amiga. Al llegar Josefa le dió un abrazo a don Julian, sabia que era su lector y confidente.
La carta era escueta, todo iba bien. El trabajo como siempre, su pequeño nieto ya había empezado a caminar y si todo seguía igual pronto tendrían 12 días en verano par acercarse al pueblo y ver a la familia. También había una fotografía de los tres, que Josefa no paraba de besar y estrechar contra su pecho.
Don Julian le dijo a Josefa que se alegraba por Gregorio, por Rosario y por el pequeñin de la familia. Pero sobre todo por ella. También le dió a Josefa una moneda que venía dentro de la carta... Miré Josefa, miré donde esta su hijo, que tienen todavía monedas de plata como cúa do usted y yo eramos pequeños y el Alfonso reinaba, ¡¡mire mire!!...




1 Franco Suizo, 1952B, acuñado en Berna, 2.853.000 piezas de tirada. 5 gramos de peso, 23,2 mm de diámetro, 0,835 de plata. Diseñador Albert Walch.




Don Julian se marchó de nuevo para la sacristía y Josefa y Engracia se quedaron sentadas otra vez a la orilla de la caldera de hierro, pero esta vez Josefa tenía una pequeña sonrisa en su rostro enrojecido por el llanto y la fotografía de su familia en la mano.
Solo quedaba esperar a la siguiente carta...

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* Perdona pero no tengo palabras.
Gracias por tu relatos

Otro magnífico relato para envolver en celofán narrativo una moneda emblemática.

A esperar el siguiente.
Un abrazo, compañero.

En este caso la moneda aunque bonita, es lo de menos. Y mira que cuando los temas son muy largos no suelo leer hasta el final...

Bonita historia y magnífica moneda

Gracias Sol Mar.... 
Gracias Gobierno... 
Gracias Armitza79...
Gracias Andyskk2....
Me alegra mucho que os guste 

Tienes un don para escribir relatos cortos compañero y eso hace que todo sea genial bonita moneda

Magnífico y emotivo relato para una preciosa moneda. Realmente tienes un don especial para escribir.

Muchas gracias @Mail y @Fredericus me alegra mucho que os guste.
Fredericus, vete a tus mensajes priv.

emotivo relato, compañero, que acompaña a una moneda que seguramente será de las más longevas por tipo.

Un saludo.

Gracias Ajuntamaravillas, me alegra que te guste!! Gracias de veras.

Gracias @Carangido me alegra que te guste el relato. Gracias.

magnífico relato mejor presentación no ha podido tener este franco suizo.

¡¡MUCHAS GRACIAS!!

¡¡QUE ALEGRÍA VOLVER A VER ESTE RELATO!!

Sinceramente es uno de los que más me gustan.

Un abrazo!!

Bonito relato y pieza 

Gracias Ben!!

Poco que decir que no se haya dicho ya! Un magnífico relato que refleja un poco lo que fue la vida en aquellos años (reflotado casualmente dos días después de mostrarnos tus cinco duros regresados) para encuadrar una moneda igualmente magnífica

Vaya reflote, si, lo de menos es la moneda, que también es bonita, pero es la historia de tantas familias de España, en mi familia no los hubo pero recuerdo los veranos de los 60/70 cuando volvían familias enteras de Francia, Alemania o Suiza, venían con cosas que aquí no teníamos y hablaban de otros mundos distintos, pero..... luego ellos se iban, supongo que con un nudo en el estómago y nosotros nos quedábamos con nuestra gente, nuestra forma de vivir, nuestro entorno, en fin, ya estamos otra vez con Cinema Paradiso!!
Bonita historia y un abrazo!!

Muchísimas gracias amigos!!
Me encanta este relato y me agrada mucho que os guste!!

Un abrazo!!

Coincido con los compañeros, un placer leer tus relatos.

¡¡Gracias amigos!!
Un placer que os guste!!