Un documental narra la historia de Juan Latino, un esclavo del siglo XVI que se convirtió en catedrático de la UGR

La Sala Máxima del Espacio V Centenario acogerá el próximo martes, 20 de junio, a las 20.30 horas, el estreno de ¿Quién fue Juan Latino?, una película documental coproducida por la Universidad de Granada que narra la historia de este cristiano etíope del siglo XVI llegado a España cuando era niño y criado junto a Gonzalo Fernández de Córdoba de quien, poco después, sería esclavo. Además de la crianza, compartieron educación y, con el tiempo, recibió la libertad para convertirse poco después en catedrático de Gramática y Lengua Latina de la Universidad de Granada, cargo que ostentó durante cuatro décadas.

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Curiosa historia la de este etíope, parece que lo de "Latino" lo recibió por su especialidad académica.

Sí, fue por eso y claro, no tenía apellido reconocible en español. El niño salió listo y en vez de dedicarse a jugar mientras su amo asistía a clase, él también atendía. Era frecuente que a los niños nobles les buscaran un niño de su edad, bien esclavo negro o de otra raza o bien el hijo de algún servidor de la casa. En pocas ocasiones aprovecharon las circunstancias de forma tan clara como este Juan Latino. Era normal que se establecieran lazos afectivos entre el señor y su siervo/esclavo al criarse juntos. Igual ocurría con las mujeres, les buscaban niñas de su edad que las acompañaran y también fue frecuente que de mayores, sus señoras les buscaran un buen partido, les pagaran la dote o si entraban en un convento, les pagaran también la dote. Y no penséis que eso quedó muy atrás en la historia, conozco un caso en el que una señora le pagó la dote a la hija de unos caseros de confianza de la familia para que ingresara en el convento de la Magdalena en Granada. Esta monja llegó a ser la madre superiora del convento hasta que murió, y llamaba a su benefactora "madrina".

Cosas de antes.

Cosa de antes, como dices. Por ejemplo: ayer durante una visita a mi pueblo me encontré a un amigo de la infancia a quien no veía desde entonces, me contó que estaba jubilado después de trabajar 40 años como chófer para una familia muy adinerada y conocida que no voy a mencionar, primero con el abuelo, luego con el padre (el más famoso) y finalmente con el hijo (famoso ahora). Me enseñó fotos suyas con estos demostrando cercanía, me contó episodios de sus vidas, alabó hasta sus andares… Pues bien, se me ocurrió comentarle: “Vaya, se ve que con X estuviste muy a gusto, y además te habrá quedado una buena jubilación, ¿no?” A lo que me contesta: “Bueno, no puedo quejarme, me han quedado casi 1.200, pero como cobro otros 400 por mi hijo discapacitado... pues con eso vamos tirando”.

En fin, otros tiempos.