1/2 stavraton incuso de Juan VIII

Juan VIII Paleólogo (18 de diciembre de 1392-Constantinopla, 31 de octubre de 1448), fue emperador bizantino e hijo mayor de Manuel II. Coemperador en 1408, en 1425 pasó a ser emperador en solitario. Penúltimo emperador, cuando apenas quedaba del otrora vasto imperio, poco más que la ciudad de Constantinopla...
La situación de Bizancio era, tiempo ha, de penuria insoluble... Juan VIII apenas tiene más relieve histórico que el dado por las tentativas para atraerse el apoyo de Occidente contra los turcos.
Juan VIII no contaba con recurso alguno para librarse de la opresión otomana; proverbialmente, Bizancio todavía resistía gracias a la solidez de sus muros y a las excelencias de su situación geográfica. Pero era evidente que este estado de cosas no podía dilatarse por mucho...Entonces, Juan VIII trató de conseguir el auxilio de las potencias católicas contra el Islam; emprendió viaje a Italia en 1438, y el 6 de julio del año siguiente se sometió al papa Eugenio IV, sellando de esta manera la unidad de las dos Iglesias, la católica y la cismática griega. Mas, los resultados de este acto no fueron propicios: Juan VIII fue recibido con gran hostilidad en Bizancio, y en cuanto a la cruzada prometida a cambio de su sumisión, fue aniquilada de modo desastroso en la batalla de Varna (1444), donde muere el rey húngaro, Ladislao III.
Perdida toda esperanza, Juan VIII se resignó a vivir en paz con los turcos, política que mantuvo hasta su muerte (31 de octubre de 1448). Meritorio sin duda que aún conservase Constantinopla (v. gr., en 1432 resistió un asedio del sultán Murad II) … Hasta el final imperó el desasosiego: Juan VIII morirá pocos días después de una nueva derrota cristiana, en concreto, de Juan Hunyadi, regente de Hungría, frente al sultán en la batalla de Kosovo de 1448, en una situación completamente desastrosa. Al no tener descendencia en sus sucesivos matrimonios, consiguió neutralizar intrigas familiares para asegurar la sucesión de su hermano Constantino XI como su sucesor. Será el último emperador; al Imperio de Oriente le quedarían escasamente cinco años de vida.
Las acuñaciones de los tiempos de Juan VIII son muy similares a las de su padre, Manuel II. Se mantienen los stavrata en todas sus formas, así como pequeñas piezas de bronce, los follaro. La acuñación es escasa y las monedas de tiempos de Manuel II se siguen utilizando, y el oro de reinados anteriores es acaparado y usado para las transacciones con otras naciones. La principal diferencia con las monedas de su padre son las inscripciones de las piezas que contienen el nombre del emperador correspondiente; el stavraton de Juan VIII tiene bastantes similitudes con el de los tiempos de su padre, con la salvedad de que la plata utilizada para su acuñación, cada vez era de peor calidad... Debo apuntar que hasta hace pocas décadas, los catálogos numismáticos no incluían monedas de Constantino XI, con el argumento de no haber acuñado moneda alguna, dándose por sentado que Juan VIII fue el último emperador en hacerlo... Lo cierto es que durante el breve reinado del último emperador sí se acuñó moneda, pero, a tenor de las últimas averiguaciones y esperando a que se confirmen nuevos hallazgos, sus monedas fueron utilizadas con el fin de pagar las soldadas a parte de sus hombres, en un momento de bancarrota estatal. Las primeras piezas con la efigie del emperador Constantino XI se encontraron en el año 1974 y aún hoy siguen siendo unas piezas extremadamente raras, pero afortunadamente contamos con más de noventa pertenecientes a este reinado, lo que ha permitido saber el grado de decadencia que sufría el Imperio en estos últimos momentos, en los que la devaluación del metal precioso era total... Dudo muy mucho que algún día pueda presentar una de Constantino XI procedente de mi colección... El último stavraton que perdí en una subasta yankee, acabó en 52.800 dólares (habría que añadir impuestos y aduanas...). Sin embargo, a modo sublimatorio, sí tengo buenos ejemplares de su hermano y del padre de ambos... Para que no protesten amabilísimos censores, hoy os traigo solo uno, aunque muy particular, de Juan VIII... Hay que advertir la precariedad extrema en la que se realizaron las amonedaciones de los emperadores últimos; pese a todo, no tenéis que echar mano de flagrante imaginación o clamorosa pareidolia para discernir perfectamente en el ejemplar que os presento... Rarísimo incuso del penúltimo emperador...





Juan VIII Paleólogo (1421-1448). AR 1/2 Stavraton. 3,41g. Constantinopla. Incuso de reverso. Busto coronado de frente de Juan VIII; alrededor leyenda en dos líneas. DOC 1753; Bendall 349; LPC p. 172, 2; SB 2565. MBC

En la descripción final, debería poner "alrededor, leyenda y dos puntos"

Desconozco totalmente este periodo,
pero la presentación me ha sumergido literalmente en el, y en sus monedas, y para rematar se trata de un moneda con un precioso error.

Sin duda, atentisimo Variantes! Un error que sabemos aquilata a una moneda, máxime en ese tiempo tan dramático del ocaso definitivo... Muchas gracias y de vuelta esos aplausos!

Son curiosas estas piezas del imperio romano de Oriente 

Si que son curiosas.... Muchas gracias y de vuelta esos aplausos, Benyusuf!

Precioso relato del ocaso bizantino amigo, aprovechando otro curioso tesoro que rescatas para deleitarnos con él. Se aprecia claramente ésa decadencia en la moneda, lo que le da todavía más personalidad, originalidad y belleza.
Felicidades y gracias

Magnánimo Viriatus, recibe mi gratitud y aplausos!

Se ve que ya ni tenían ganas de molestarse en hacer una moneda decente, se denota depresión colectiva y acatamiento de su destino final.

Deprimente la situación, sin duda... La precariedad económica era asfixiante, no hay que volver a recordarlo, Granada... Y, sin embargo, no se rindieron... Cuando los otomanos les superaban abrumadoramente en todo, siguieron en defensa de su sagrada ciudad... El mismo Constantino XI murió defendiéndola... No, parece que esto no responde a claudicación alguna, menos aún a acatamiento.

La vergüenza fue del resto del mundo cristiano que no supieron ver la amenaza que se cernía contra todos y hasta el rey de Francia se alió con los turcos. Cuando (mucho después) se dieron cuenta del error cometido se pusieron a contenerlos: Viena y Lepanto, pero poco consiguieron para que retrocedieran.

Y ya ves, aunque la situacion era irreversible ante el ingente ejército y armamento de Mehmed II, seguian reconstruyendo por la noche sus otrora inexpugnables murallas, para durante el dia nuevamente ser destruidas por el enemigo, que prefirió sacrificar su tropa inexperta para asi extenuar a los romanos, reservando su elite para el asalto final... La masacre, anunciada tiempo ha.... Todo esto dista con creces de la resignacion y derrotista acatamiento por parte de los defensores de Constantinopla, el emperador inclusive...