Hola a todos.
Aunque todavía me falta mucho por aprender, y no creo que este sea el lugar para colgar un pequeño escrito que he realizado sobre las monedas que "debieron de circular" por mi pueblo, Castilblanques, una aldea de Cortes de Pallas, Valencia, España. Sin embargo lo iré colgando en varios apartados, mas que nada para que lo corrijais, pues como habeis podido apreciar, mi voluntad es grande pero mis conocimientos muy escasos.
Espero no haber metido mucho la pata.
Un saludo y gracias a todos. Vicente.
La moneda que circuló por la zona de Cortes de Pallás, Valencia.
Desde que el hombre comenzó a cambiar sus productos, y posteriormente a comprar y venderlos, se hizo necesario el establecer una serie de normas en la comunidad, para que estos intercambios fueran equitativos, y con el paso del tiempo surge la moneda.
Las transacciones se fueron ampliando entre distintas comunidades, y se hizo necesario el establecer una serie de normas comunes para evitar las confusiones de peso, medida, y el valor de la moneda con la que se pagaba las mercancías y servicios.
Antiguamente, las monedas se acuñaban en unos pocos metales, oro, plata y cobre o bronce. Los romanos también utilizaron el oricalco, una aleación de cobre y cinc.
En la Edad Media se utilizó el vellón , palabra que viene del francés billón, y se refiere a una aleación de plata y cobre, a partes iguales. Si el metal que predomina es la plata se denomina vellón rico, y en el caso de que predomine el cobre, se le denomina vellón pobre.
Durante la edad moderna, se abandona el uso de metales nobles y se implanta el aluminio, y el cuproníquel . Posteriormente se utilizan distintas aleaciones de metales para darles mayor durabilidad a las monedas.
Las misiones comerciales griegas extendieron la moneda por todo el mundo Mediterráneo, y el ibérico. A principios del siglo III a.C., las colonias griegas empiezan a acuñar monedas, dracmas . En un principio solamente la utilizan los colonizadores y los grupos privilegiados que comercian con ellos, y acumulan riquezas.
Las emisiones monetarias en la antigüedad eran muy escasas, pero con la conquista de la península, y el inicio de las distintas guerras que la asolaron, amplía su uso considerablemente; el pago a los mercenarios y la compra de materiales y avituallamientos se hacia en moneda de plata.
La primera moneda emitida en territorio valenciano fue la dracma de Arse, Sagunto, ciudad inmersa en el mundo griego. Posteriormente se acuñaran hemidracmas, y otros divisores menores.
Los cartagineses conquistan la península entre los años 237 y 206 a.C. En el 218 a.C., Aníbal destruye Sagunto dando comienzo a la Segunda Guerra Púnica, entre los años 218 y 206, aunque continúa la guerra hasta el 202 a.C. La ceca más próxima es la de Ebusus, Ibiza, con gran difusión por el Mediterráneo. La moneda circuló desde finales del siglo III a.C., hasta el I a.C.
Los cartagineses acuñaron shekels con sus múltiplos y divisores, sobre todo moneda de bronce. En esta época coexistieron los dracmas emporianos, Ampurias, y de Ebusus, Ibiza, y sus imitaciones ibéricas.
Las cecas más cercanas de la antigüedad fueron la de Arse, Sagunto, Saitabi, Játiva, Kili que posiblemente fuese La Carentia de Turís y Kelin, Caudete de las Fuentes, y Valentia, Valencia, tras su fundación.
En Saitabi, Játiva, se acuño plata; didracmas, dracmas y hemidracmas, durante la Segunda Guerra Púnica. En esta época, la República Romana también acuñó moneda, para sufragar los gastos de la guerra.
La moneda romana se ha utilizado durante un larguísimo periodo de tiempo, por lo que sus denominaciones y calidad de sus piezas, ha variado muchísimo a lo largo de su dilatada existencia.
La unidad monetaria romana era el denario de plata, que era una réplica de la dracma griega. Se dividía en diez ases de cobre, también se utilizaba el sestercio de bronce, que equivalía a un cuarto del denario. El áureo era una moneda de oro, que equivalía a 25 denarios.
Al igual que los cartagineses, las primeras emisiones de moneda romana en la península están relacionadas con la Segunda Guerra Púnica. Al finalizar esta, gran parte de la moneda queda en manos de los indígenas iberos, aunque esta situación dura poco, pues fue recaudada como impuestos por la República Romana.
Durante este periodo, muchos pueblos peninsulares acuñaron sus propias monedas, con el fin de facilitar el comercio con el mundo romano, y el pago de tributos.
Desde mediados del siglo II a. C., no se acuña moneda de plata en el territorio valenciano, toda la que entra es foránea.
A partir de la segunda mitad del siglo II a. C., Arse, Saitabi, Kili y Kelin, y Valentia comienzan a acuñar moneda de bronce.
A mediados del siglo I a. C., se produce un proceso de adaptación a la vida romana, y se emiten monedas bilingües en Arse y Saitabi.
Durante las guerras sertorianas, del año 82 al 72 a.C., diversos procónsules acuñaron denarios, y quizás ases.
Durante la Guerra Civil entre Cesar y Pompeyo, tras la muerte de este, en el 48 a. C., se volvió a acuñar moneda de plata y bronce.
Los romanos imponen el uso de la moneda en todo el territorio peninsular, extendiendo su uso a nivel cotidiano.
Poco sabemos acerca de la circulación monetaria, pese a que se han encontrado abundantes monedas antiguas, sobre todo en el Pico de los Ajos, aunque se han vendido o perdido, desconociendo el periodo al que pertenecen y las cecas donde se emitieron.
El tesoro de Castilblanques pertenece a la segunda mitad del siglo I a.C. Esta formado por denarios perdidos durante las guerras cesarianas . El tesoro se encontró en 1909, en el paraje llamado Chapole.
Con la desintegración del Imperio Romano, los visigodos entran en la península como súbditos. Sus primeras acuñaciones son imitaciones de los tremises bizantinos de oro, con el tipo y nombre del emperador romano reinante, pues durante el Imperio Romano la acuñación de moneda estaba reservada al emperador, llegando a adquirir un carácter casi sagrado.
Los visigodos sólo acuñaron tremís de oro, un tercio del sólido áureo, utilizando las monedas de plata y bronce del Imperio Romano.
Las únicas cecas visigodas en tierras valencianas fueron Valentia y Sagunto.
El rey Leovigildo, del 568 al 586, inicia una nueva fase de acuñaciones propias, rompiendo con el Imperio Romano, y emite monedas de tipología propia, figurando en la leyenda su nombre.
Estas monedas, debido a su gran valor, no circularon en las transacciones comerciales comunes, utilizándose para el pago de tributos y tesaurizaciones.