En breves líneas un busto imaginario se fundamenta en que no se conoce el busto o mejor dicho, no han llegado todavía a la ceca (sobre todo a ultramar) de turno los cuños con los retratos oficiales del soberano. Lo normal, como así aconteció con Carlos IV, era poner el busto del rey fallecido, pero cambiando el nombre del rey al nuevo. Con Fernando VII esto no fue así y se decidió en Méjico y Lima inventarse el busto.
Todo cuadro o moneda de un Rey está parcialmente idealizado pues se representaba al monarca como debería ser, es decir, se trata transmitir la "majestad" del personaje a sus súbditos. Un buen ejemplo de monedas idealizadas son las piezas de Carlos III.
Isabel II es un personaje muy contaminado por la historiografía posterior y la concepción que se tiene hoy día de ella está parcialmente apantallada por toda la mala fama que tramo entorno a ella el Gobierno Provisional. Isabel II para su época fue una mujer "bella" pese a que creamos lo contrario con nuestro cánones actuales. De cara agraciada con profundos ojos azules, pero obesa. Estar "entrado en carnes" era sinónimo de salud y belleza en esta época (reinas gorditas contemporáneas a Isabel fueron, por ejemplo, la Reina Victoria de Inglaterra o María II de Portugal), cosa que perduraría hasta bien entrado el siglo XX. Aún hoy día podemos comprobar como las personas mayores prefieren una mujer donde "agarrar". El busto más feo de Isabel II en las monedas se sabe cual es a simple vista y fue muy cuestionado por el departamento de grabado en su día. Muchos no entendieron (includo el Sr. Herrera) como se pudo optar por ese a la vista de las "pruebas" que han llegado a nuestros días.
Un saludo.

"todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles"
(Amadeo I, mensaje de renuncia al Trono. Febrero de 1873)