Thich Quang Duc protestaba por la opresión a los budistas sufrida a manos del Primer Ministro Ngo Dinh Diem. El monje se mantuvo completamente inmóvil mientras se consumía por las llamas, sin emitir ningún tipo de señal que advirtiera de su dolor. Tras su muerte, y de acuerdo con la tradición, la comunidad incineró sus restos, pero su corazón permaneció intacto.
Así pues, se le consideró sagrado y fue puesto bajo el cuidado del Banco Nacional de Vietnam.